La industria de las fianzas contractuales enfrenta un panorama económico complejo, caracterizado por la inflación, la volatilidad de las tasas de interés y las disrupciones en las cadenas de suministro. Estos factores ejercen una presión conjunta sobre la estabilidad financiera de los contratistas, aumentando la probabilidad de incumplimientos y reclamaciones, y obligando a las compañías afianzadoras a reafirmar su disciplina en la suscripción y sus estrategias de gestión de riesgos.
La inflación ha provocado un aumento significativo en los costos de construcción, incluyendo materiales, mano de obra y equipo. Por ejemplo, el alza en los precios de materiales como el acero y la madera ha incrementado los presupuestos de los proyectos, a menudo más allá de las estimaciones iniciales. Los contratistas que operan bajo contratos de precio fijo enfrentan dificultades para absorber estos costos imprevistos, lo cual puede erosionar sus márgenes de ganancia y tensionar sus flujos de caja. En consecuencia, el riesgo de retrasos y de incumplimientos en los proyectos se incrementa, lo que representa un desafío para los suscriptores de fianzas que deben evaluar los riesgos financieros elevados asociados con este tipo de obligaciones.
El reciente aumento de las tasas de interés, como respuesta a las presiones inflacionarias, ha elevado los costos de financiamiento para los contratistas. El mayor gasto financiero puede disminuir los ingresos netos y afectar la capacidad de los contratistas para atender sus obligaciones crediticias. Esta presión financiera puede derivar en problemas de liquidez, dificultando el cumplimiento de sus compromisos contractuales. Las compañías de fianzas, por su parte, enfrentan una mayor exposición a posibles reclamaciones, ya que la salud financiera de los contratistas afianzados se torna más frágil.
Las disrupciones globales en la cadena de suministro, provocadas por tensiones geopolíticas y las políticas comerciales (o su ausencia de tales) de la actual administración estadounidense, han causado escasez de materiales y retrasos en las entregas. Estas interrupciones pueden paralizar proyectos de construcción, provocando extensiones en los plazos de ejecución e incrementos en los costos. Los contratistas suelen enfrentar cláusulas de daños liquidados y otras penalidades por la entrega tardía de proyectos, lo que afecta aún más su estabilidad financiera. Para las compañías afianzadoras, estos retrasos se traducen en periodos de exposición más prolongados y una mayor probabilidad de siniestros. Por tanto, se vuelve imperativo implementar un monitoreo más riguroso de los proyectos y una planificación de contingencias más robusta.
Frente a estos desafíos económicos, las compañías de fianzas están —y deben estar— revisando sus criterios de suscripción para mitigar la exposición al riesgo. Es fundamental acentuar la evaluación de los estados financieros de los contratistas, sus historiales crediticios y su capacidad operativa. Una revisión más minuciosa de las condiciones contractuales, incluyendo la existencia de cláusulas de escalamiento que permitan absorber aumentos de costos, también resulta prioritaria. Los contratistas con solidez financiera deberían seguir accediendo al respaldo afianzador como hasta ahora, pero la amplia base de operadores más pequeños y aquellos que consideramos “más cercanos al margen que a la solidez” presentarán mayores desafíos para ser suscritos. Diversificar las carteras, redoblar el uso de análisis predictivo para evaluar perfiles de riesgo, y reafirmar relaciones cercanas y colaborativas con los contratistas y sus corredores de fianzas, debe ser el enfoque prioritario mientras no se aclare la evolución del panorama económico actual. Asimismo, este contexto representa una oportunidad (o una excusa legítima) para que el sector afianzador abogue por la inclusión de cláusulas contractuales que permitan ajustes de precios en función de las fluctuaciones del mercado.
La confluencia de la inflación, la volatilidad de las tasas de interés y las disrupciones en la cadena de suministro plantea desafíos significativos para las compañías afianzadoras que operan en el ramo contractual. Estos factores económicos incrementan los riesgos y exigen una revisión profunda de las prácticas de suscripción y el fortalecimiento de las estrategias de gestión de riesgos. No podemos respaldar a los contratistas si no somos capaces de proteger nuestra propia estabilidad financiera.
~ C. Constantin Poindexter, MA, JD, CPCU, AFSB, ASLI, ARe
Referencias
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